El 2023 ha sido especialmente relevante para las relaciones entre América Latina, el Caribe y la Unión Europea. A inicios de año, la III Cumbre UE-CELAC se vislumbraba como una oportunidad sin precedentes en los últimos ocho años para revitalizar y recalibrar la dinámica entre dos regiones unidas por un legado histórico y destinadas a colaborar en un contexto global crecientemente multipolar que enfrenta varias crisis. La reunión de jefes y jefas de estado y de gobierno, celebrada el 17 y 18 de julio en Bruselas, cumplió con las expectativas puestas en ella. 

El éxito del encuentro se manifestó en la notable asistencia de 48 líderes y lideresas regionales y de las presidencias de la UE y la CELAC. Además, quedó plasmado en una Declaración Conjunta que expresó la voluntad de avanzar hacia sociedades más sostenibles, digitalizadas y equitativas, valiéndose de herramientas como la Agenda de Inversiones Global Gateway UE-ALC para lograr estos fines. De particular relevancia fue el establecimiento de nuevos compromisos para fortalecer la relación política, incluyendo reuniones bienales del más alto nivel y un mecanismo de seguimiento intercumbres.

Sin embargo, como he reafirmado a lo largo del año, nos encontramos en un punto de partida, no de llegada. Es ahora imperativo nutrir la relación birregional existente no solo con un compromiso mutuo y leal, sino también con el establecimiento de un marco de colaboración estable y honesto. Los valores e intereses compartidos y los fuertes vínculos económicos, sociales y culturales son fundamentales para una relación birregional robusta, pero no son suficientes. 

Las transición ambiental, digital y social solo pueden lograrse si somos capaces de adoptar conjuntamente los objetivos e iniciativas concretas que ambas regiones necesitan. Ello requiere reconocer las asimetrías existentes, por ejemplo, en la responsabilidad sobre las emisiones, en las materias primas necesarias y disponibles, y en el reforzamiento de los sistemas públicos para abordar las desigualdades. Desde ese reconocimiento debemos acordar metas comunes y poner al servicio de su consecución las herramientas necesarias.

Para superar estos desafíos, necesitamos instrumentos de cooperación que permitan tejer alianzas, encontrar soluciones compartidas y seguir intercambiando experiencias que nos impulsen nuestro progreso. Es esencial crear espacios dinámicos y atractivos para los diversos actores de los nexos birregionales. Profundizar en la relación implica unir a las sociedades, los sectores culturales y académicos, organizaciones de la sociedad civil, alianzas de mujeres, comunidades indígenas y afrodescendientes y poblaciones migrantes, y otros grupos. Es vital promover una participación ciudadana amplia y diversa, y poner enfoque en los más vulnerables.

En ese sentido, la Fundación EU-LAC centró sus esfuerzos en 2023 en forjar conexiones y espacios de vinculación entre actores de América Latina, el Caribe y Europa; y, simultáneamente, en promover el intercambio entre las sociedades civiles y las autoridades gubernamentales y locales de ambas regiones. La Fundación organizó diferentes foros temáticos que generaron valiosos insumos para enriquecer la agenda de discusiones de las autoridades de alto nivel. Las y los participantes en dichos eventos identificaron y compartieron recomendaciones y acciones clave para la adopción de líneas comunes de iniciativas, programas y políticas públicas que ayuden a articular los lazos entre la UE y ALC. En este marco, la Fundación EU-LAC promovió una nueva mirada a los intereses y necesidades de ambas regiones (y subregiones) y abogó por mecanismos de cooperación más equitativos.

De este modo, la labor de la Fundación EU-LAC en la primera mitad del año, estuvo dedicada al apoyo y difusión de la Cumbre desde el despuntar de la iniciativa, y el acompañamiento a su realización. El segundo semestre de 2023 la atención se centró en comunicar y dar seguimiento a las prioridades y compromisos establecidos en la Declaración de la Cumbre, así como en el análisis crítico de las oportunidades y limitaciones de los acuerdos alcanzados y en la formulación de mecanismos para su efectiva implementación.

La reunión de jefas y jefes de estado y de gobierno, marca una nueva dimensión de la intensidad de la relación entre América Latina, el Caribe y Europa y, por tanto, delinea un huevo horizonte para las actividades de la Fundación.  La Declaración resultante de la Cumbre abre una oportunidad para el lanzamiento de nuevas iniciativas y para la continuidad de aquellas vinculadas a una visión compartida del desarrollo, de la naturaleza específica del vínculo birregional, y de la afirmación de un abordaje multilateral de los principales problemas y desafíos del mundo contemporáneo. Las prioridades de la Fundación, en términos estratégicos, se alinean con aquellas enunciadas en la Cumbre, ajustadas a la capacidad de la organización de difundir, impulsar y generar diálogos y análisis específicos alrededor de esas políticas.

En la Fundación EU-LAC, nos proponemos capitalizar las redes que ya hemos tejido y convertirlas en espacios de cooperación efectiva, tangible e innovadora. Nuestro objetivo es también encontrar y desarrollar espacios entre Cumbres que nos permitan dar seguimiento a la Declaración y la Hoja de Ruta UE-CELAC 2023-2025, materializar los compromisos adquiridos, y continuar fortaleciendo esta relación, que es honesta y sólida, para avanzar en el desarrollo equitativo, digno y sostenible de nuestras sociedades.
 

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