La Fundación EU-LAC fue constituida hace poco más de doce años como consecuencia de una temporada marcada por intensos contactos entre las dos regiones. En la primera década del Siglo XXI que se identificó, en el caso de América Latina y el Caribe, con un período de relativa prosperidad, resultado de la demanda global de los productos de exportación de la región, en su mayoría bienes primarios. Esta bonanza permitió la emergencia de visiones que proyectaron la necesidad de generar procesos regionales de mayor densidad política. El momento descrito se caracterizó además por la búsqueda de opciones propias al interior de la región, que culminaron con la creación de la CELAC. La Unión Europea encontró, entonces, una contraparte que englobaba a todos los países de la región y la Fundación se constituye en ese contexto, para expresar la relación estratégica institucionalmente, con el horizonte de volverse un organismo internacional intergubernamental, lo que finalmente ocurrió en el año 2016.

La segunda década del siglo, sin embargo, fue un momento histórico de contracción mundial de las economías y de la caída de los precios de los productos y servicios de América Latina y el Caribe. El ciclo político en la región cambia, y varios de los procesos regionalistas son afectados. En el lado europeo, situaciones como crisis migratorias y conflictos en la periferia marcan los antecedentes de sus prioridades en ese entonces y de un lapso político, que se prolongó por ocho años, caracterizado por la ausencia de Cumbres de Jefes (as) de Estado, que son el evento más importante de la relación estratégica birregional.

Además de esta circunstancia, al asumir la gestión, las autoridades 2020-2024 de la Fundación empezaron sus funciones en medio de la pandemia global del COVID-19. Los lazos normales de relación entre personas e instituciones se fracturaron física y espacialmente y durante un año y medio las iniciativas de la institución se construyeron con recursos virtuales, pero no se detuvieron. Al contrario, se multiplicaron. No sólo eso, sino que la pandemia abrió la oportunidad para que se establecieran foros de discusión propositiva y franca entre organizaciones internacionales, autoridades gubernamentales de las dos regiones, científicos(as) y entidades de la sociedad civil para identificar y proponer políticas birregionales comunes en un escenario caracterizado por la urgencia y la escasez sobre todo en América Latina y el Caribe. 

La Fundación EU-LAC, por otra parte, tuvo que afrontar el reto de construir plataformas de información y producción de conocimiento que sustentaran su propia relevancia en un contexto signado por la ausencia de contactos regionales del más alto nivel. Siendo un organismo internacional que depende de las políticas comunes de los jefes(as) de estado, persistir en la promoción de la agenda y de la relación misma, se convirtió en un objetivo que tuvo que alcanzarse mediante estrategias que priorizaron la visibilidad de la institución, así como del vínculo entre Europa, América Latina y el Caribe; por ello, la multiplicación de actividades, publicaciones e iniciativas, aún con recursos muy limitados, se convirtió en el instrumento adecuado para la consecución de este propósito, el mismo que dio paso a otro dispositivo estratégico que fue aprovechar cada iniciativa para construir espacios de interacción entre actores diversos que puedan eventualmente generar redes. 

Especialmente importante, dado el momento que se vivió, fue la promoción de la relación birregional la misma que, además de ser el objeto de la misión de la organización, fue una política interna destinada a consolidar su presencia y garantizar su supervivencia en medio de condiciones difíciles. Dado lo vasto de la agenda concertada entre las regiones, la Fundación identificó cinco áreas de acción para ejecutar este propósito: temas de desarrollo (transiciones justas), cultura, conocimiento (educación superior, ciencia y tecnología), y multilateralismo, destinadas a apoyar en la medida de sus posibilidades el diálogo político de gobiernos y sociedades.

Estos antecedentes y decisiones institucionales permitieron la articulación de la Fundación con sus stakeholders, y el respaldo de las sucesivas presidencias pro tempore de la CELAC, así como el de la oficina del Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. La Fundación EU-LAC pudo desarrollar 175 actividades internacionales distintas en estos cuatro años, y producir 104 publicaciones, entre libros, policy briefs, boletines y documentos de trabajo. La relación birregional efectivamente fue más evidente y la visibilidad de la Fundación mejoró mucho.

Una de las ventajas estratégicas de la organización internacional es que su ámbito de acción requiere consensos en la toma de decisiones, pero sus usos y costumbres, del mismo modo que su delimitación legal, fuerza la construcción de agendas positivas.

Los retos de la Fundación son, en esencia, los mismos de la relación birregional. Se trata de dos conglomerados de países con realidades diversas, y con algunas asimetrías evidentes. No sólo eso, sino también con políticas exteriores que no siempre coinciden; sin embargo, en un mundo cuyo orden internacional se encuentra en el medio de una rápida transformación, hay opciones compartidas y otras que diversifican el espectro de relaciones políticas internacionales para ambos. Las dos regiones enfrentan retos globales y en varios de esos temas, aquellos que son parte de las declaraciones de las altas autoridades, hay coincidencias que son el producto de necesidades comunes y eventualmente de muchos valores compartidos. Ese fue finalmente el telón de fondo de la gestión de los últimos cuatro años.
 

For any press inquiries please contact: press@eulacfoundation.org