Debates sobre los retos del comercio de materias primas entre Europa y América Latina y el Caribe

El coloquio "Desafíos del comercio de materias primas. Europa - América Latina, Caribe", organizado por el Institut des Amériques, la Fundación EU-LAC, la Agence française de développement (AFD) y el Ministerio de Europa y Asuntos Exteriores (MEAE), tuvo lugar en el marco de la Semana de América Latina y el Caribe los días 25 y 26 de mayo en París.

América Latina y el Caribe figuran entre las zonas donde se encuentran importantes yacimientos de materias primas. Al otro lado del Atlántico, Europa ha sido sobre todo una de las zonas de consumo de materias primas, lo que ha marcado en gran medida las relaciones históricas forjadas con América Latina y el Caribe. En ese contexto, el Simposio permitió un rico intercambio de dos días sobre las relaciones comerciales entre ambas regiones, con especial atención a las materias primas tras varios siglos de desequilibrio.

El hilo conductor del evento fue la transición energética y el paso de un modelo de producción centrado en los combustibles a otro que favorece los convertidores de energía y sus dispositivos de almacenamiento, que requieren grandes cantidades de materias primas. Este contexto exige un replanteamiento de las relaciones intercontinentales e interregionales, entre Europa, América Latina y el Caribe, a medida que se configura una nueva geopolítica de las materias primas: surgen nuevos espacios y actores, sin barrer a los ya presentes. Europa ha redescubierto recientemente lo que está en juego con las materias primas, mientras que en América Latina se trata de lógicas antiguas que han alimentado el imaginario y generado conflictos sociales y medioambientales hasta nuestros días. Así pues, las dos regiones tienen aprehensiones y expectativas diferentes de la situación.

Globalmente, las reflexiones del evento gravitaron en torno a algunas consideraciones: en primer lugar, comprender que cada actor tiene su definición de la noción de transición y que todos los actores se comunican sinceramente para considerar una transición "justa". La transición energética está impulsada en gran medida por la Unión Europea, que fija una parte de las reglas y el marco de los intercambios, sin cuestionar el modelo extractivista que sigue prevaleciendo en los países proveedores de materias primas.

En segundo lugar, la cuestión de la cadena de valor, su redefinición y podría ser objeto de un diálogo fructífero entre los países europeos, latinoamericanos y caribeños, como medio de iniciar una transición "justa". Comprender el equilibrio entre producción y costes en todas las etapas de la cadena de valor puede ayudar a construir estrategias de industrialización a ambos lados del Atlántico, mientras que Europa busca actualmente relocalizar su producción minera e industrial, los países latinoamericanos desean abandonar el papel de meros proveedores e industrializar sus economías.

Surgieron otras cuestiones y problemas: la necesidad de asegurar los intercambios comerciales para garantizar el modelo socioeconómico europeo y mantener un comercio que apoye el desarrollo en América Latina, y el establecimiento de normas internacionales de normalización para garantizar las buenas prácticas sociales y medioambientales a escala mundial y en todos los niveles afectados: interregional, infraestructural, local y operativo.

Las y los participantes concluyeron que ninguna de estas regiones es homogénea, ya se trate de Europa, América Latina o el Caribe, y que en ellas existe un amplio abanico de prácticas y actores que aplican estrategias diversas. Por otra parte, la perspectiva del post-crecimiento es también una manera de prever una salida del modelo extractivista y de limitar nuestra necesidad de materias primas. Por último, las y los participantes hicieron un llamamiento a cuestionar nuestra relación con la naturaleza y a comprender que no sólo ofrece recursos, sino también comodidades que hay que proteger.

IdA