Conversaciones entre Europa y América del Sur

Entre junio y julio de 2021 la Universidad de Ferrara, en alianza con la Pontificia Universidad Católica de Chile, la red Inno4SD y la Asociación Amistades organizaron un simposio internacional de cuatro días titulado EN BUSCA DE DESARROLLO INTEGRAL. Teorías y prácticas para implementar un sistema económico circular y de orientación ecológica y construir una sociedad más justa. Al Simposio asistieron representantes de universidades europeas, latinoamericanas y estadounidenses, instituciones internacionales, representantes de la OCDE y del Banco Interamericano de Desarrollo, así como asociaciones y representantes de comunidades nativas de Colombia, Ecuador y Chile.

El notable éxito del simposio, con intervenciones de gran trascendencia, alcance internacional y una gran riqueza de contenidos teóricos y prácticos, subrayó la necesidad de fortalecer las relaciones birregionales.

En las distintas sesiones del simposio se ofrecieron importantes aportes de reflexión geopolítica y teórica, así como otros aportes y reflexiones prácticas junto a modelos locales de acción.

Se trataron de entrelazar una amplia variedad de temas a partir de la conciencia de que términos como desarrollo, crecimiento e incluso sostenibilidad ambiental acaban siendo consumidos y vacíos de contenido, mientras que otros – como desarrollo integral o buen vivir -necesitan ser más investigados y discutidos. Durante el debate surgió una de las consideraciones más relevantes de la reflexión: en los últimos veinte años, se perdió la conexión entre América Latina y Europa en cuanto a conexiones culturales, económicas y entre el liderazgo político. De hecho, se rompió la relación fructífera entre las dos regiones. En segundo lugar, la crisis de la palabra desarrollo y de los posibles adjetivos que a lo largo del tiempo se han unido a este concepto emergió con toda su claridad, facilitando la fascinación de conceptos que se oponen radicalmente tanto al término desarrollo como al término asociado de crecimiento: Buen vivir, convivencia/sociabilidad, pluriverso, circularidad.

El hilo rojo que ató y conectó los cuatro días de reflexión fue la ambición de comparar las dimensiones conceptual, cultural y humana del desarrollo y las preguntas de justicia y equidad frente a los efectos determinados por la globalización y un libre mercado desregulado, conjugando problemas no resueltos durante al menos medio siglo con nuevos desafíos (y nuevos conceptos) como transición, regeneración, innovación tecnológica y circularidad. En este marco el simposio ha tenido la audacia de iniciar una discusión sobre modelos alternativos, como el desarrollo integral y el buen vivir, que, si bien son en contraposición entre ellos, ambos representan alternativas a las ideologías consolidadas de crecimiento y desarrollo. La discusión ha hecho surgir como es fundamental, en la búsqueda de nuevos paradigmas económicos, sociales y culturales, mirar a los pueblos originarios, testigos vivos de una gran diversidad cultural y de ecosistema que el modelo actual de desarrollo y extracción de recursos naturales pone en constante peligro: “un caleidoscopio de hábitats y formas de vida” que postulan y proponen una idea de bienestar muy presentes en lo que, eufemísticamente, llamamos el Sur Global y muy cercano al concepto de ecología integral propuesto por el Papa en 2015. También ha surgido con fuerza la necesidad de fortalecer los derechos ambientales, que son los derechos que deben garantizar una vida digna a todos los seres vivos, caminando hacia una visión biocéntrica, imaginando otras formas económicas que pongan al centro el ser humano, la naturaleza y sus relaciones.

Si las debilidades de una cultura y una sociedad todavía basada en el modelo clásico de desarrollo han emergido con gran claridad, no ha surgido, todavía, una alternativa ampliamente reconocida. El Buen Vivir, por ejemplo, - que no excluye la tecnología - no coincide con la idea de bienestar occidental, y no puede ser reducido a una idealización romántica de las muchas comunidades indígenas. La misma necesidad de aclaración surge con el concepto de desarrollo integral, que, al menos, con respecto al concepto tradicional de desarrollo y a lo más amplio de desarrollo sostenible, parece centrarse en la dimensión del bienestar ecológico de todas las especies vivientes con una mayor amplitud y fuerza, poniendo, al mismo tiempo, un fuerte énfasis en los temas de exclusión social, solidaridad y reciprocidad.

Durante los cuatro días del simposio se alternaron aportes de reflexión teórico-crítica con la narración de casos de estudio, modelos e intervenciones prácticas de gran interés. En este sentido, se propone conectar las ideas-fuerza que surgieron en torno a los pilares conceptuales del Buen Vivir y Desarrollo Integral con la otra gran idea innovadora que hoy discute el mundo entero y propuesta por Barry Commoner ya en 1971: el círculo que debe cerrarse entre la naturaleza, el hombre y la tecnología.

Hoy que la idea innovadora de la economía circular, junto con las tecnologías disponibles, nos permiten imaginar un ahorro de materias primas, una reducción de residuos y respuestas progresivamente más sostenibles en términos de producción de energía, es estratégico no reducir el alcance de este paradigma a dimensiones tecnológicas y sectoriales -como el vasto problema de los plásticos- sino abrirlo a los temas de la agroecología, circular por definición, al tema de la ciudad circular, más verde, y organizado de manera diferente, a las infinitas aplicaciones prácticas en las que la circularidad puede dar respuestas de sostenibilidad y bienestar, físico, material y espiritual.

En este momento de profunda incertidumbre, de reforzamiento de los nacionalismos populistas, de aumento de los efectos visibles de la crisis climática, de hambrunas, de guerras, discusiones como esta, son espacios fundamentales de confrontación. Mirando a nuestro alrededor nos damos cuenta de cómo las respuestas simples y unívocas ganan cada vez más fuerza, mientras que narrativas que en la diversidad funda el fortalecimiento de la comunidad, encuentran poco espacio. Por esto, nos parece fundamental promover un diálogo Europa-América Latina que tenga como objetivo un análisis crítico de la narrativa predominante en términos de desarrollo y crecimiento con el objetivo de construir un paradigma compartido centrado en el reconocimiento de la diversidad y el diálogo entre ellas.

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