La asociación entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe (UE-ALC) suele quedar relegada a un segundo plano en los debates sobre alianzas regionales. Esto se debe principalmente a consideraciones de escala e influencia en varias dimensiones. Cuando los gobiernos y las empresas contemplan la posibilidad de establecer alianzas, sus pensamientos iniciales suelen gravitar hacia Estados Unidos o China, dada su considerable presencia mundial, y no tan a menudo hacia la conexión UE-ALC.

A pesar de lo anterior, la relación regional entre la UE y ALC, con su considerable escala, deriva su fuerza de valores e ideas compartidas. Destacando el apoyo generalizado a la democracia, así como al sistema internacional y los derechos humanos.

Puede afirmarse que ambas regiones son comparativamente las más alineadas del mundo en estas materias, con la ventaja adicional de la complementariedad entre ellas: la UE aportando inversión y conocimiento, y ALC ofreciendo oportunidades en energías limpias, recursos alimentarios esenciales y materias primas.

Como se reiteró a lo largo de la reciente Cumbre UE-CELAC, convocada en Bruselas el pasado mes de julio, el imperativo es establecer la asociación UE-ALC como una asociación deliberada de elección. Aunque no resulte evidente para el observador general, no se puede exagerar su importancia para el futuro bienestar de las poblaciones de ambas regiones. Este mensaje debe calar tanto en las autoridades políticas como en las empresas, y requiere ser cultivado de manera intencional, en lo político y financiero para elevarlo a la categoría de una oportunidad y prioridad primordial.

El gran reto sigue siendo materializar estos principios de asociación en la realidad, para hacer crecer los negocios, el bienestar, la sostenibilidad y la confianza.

La Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ofreció una visión concreta durante las mesas redondas empresariales del Global Gateway:

Europa aspira a ser el socio preferente para América Latina y el Caribe, al igual que optamos por ser un socio para la región. Creemos que lo que Europa ofrece a la región es diferente y significativo. (...) Las inversiones europeas se centrarán especialmente en crear cadenas de valor locales. Creemos que es muy importante que el valor añadido se quede a nivel local. Juntos podemos construir cadenas de suministro resilientes. Y es importante que el valor añadido permanezca en [ALC]. (…) Simplemente imaginen acero y hormigón limpios, fertilizantes limpios, trenes y autobuses limpios, todos ellos fabricados en [ALC]. (...) A diferencia de otros inversores extranjeros, no solo estamos interesados en invertir en la mera extracción de materias primas. Queremos colaborar con ustedes a fin de desarrollar capacidades locales en materia de transformación, de fabricación de baterías, y de productos finales, como los vehículos eléctricos.  

Esta visión de la asociación UE-ALC es prometedora. Quizá sea la expresión más clara y concreta de la estrategia europea. Sin embargo, es compleja al mismo tiempo. Europa es un bloque políticamente más coherente frente a ALC, donde lo nacional sigue siendo más relevante que lo regional.  La promesa de esta visión depende totalmente de su efectiva ejecución.

En efecto, ALC puede convertirse en una potencia de energías limpias, por ejemplo, con el desarrollo del hidrógeno verde. El camino hacia esa visión requiere una transformación integral. Muchas de las grandes economías de ALC siguen dependiendo en gran medida de las exportaciones y de la financiación pública en la economía de extracción de petróleo y gas natural. Si para 2050, en el peor de los casos de no actuar en absoluto, ALC no ejecuta esta transformación, sus naciones fracasarán no sólo económicamente, sino también democráticamente.

ALC necesita urgentemente discutir nacional y regionalmente este cambio en las economías y podría aprender mucho de diálogos como los que se han tenido en Alemania y España para eliminar gradualmente la producción de carbón en varias regiones.

Una transición energética justa debe estar en el centro de la materialización de los principios para el relanzamiento de la asociación UE-ALC. Una que cree nuevos puestos de trabajo, desarrolle las capacidades locales y sea sostenible. 

Este grado de concisión para construir una unión, basada en el respeto y en relaciones beneficiosas para todos, es una ventaja. La necesidad de aprender del pasado también es un punto fuerte, no un obstáculo. La idea misma de Europa después de la Segunda Guerra Mundial se construye sobre una conciencia basada en el recuerdo. Esa capacidad de entender una nueva forma de asociarse es en sí misma la ventaja competitiva, aunque no haya consenso en que la memoria de las relaciones entre la UE y ALC deba desempeñar un papel significativo. 

Cabe mencionar que un medio decisivo para acelerar el progreso dentro de ALC y potenciar la capacidad del Sur Global, en favor del desarrollo humano, la adaptación climática, la mitigación y una transición energética justa, es el apoyo colectivo a la remodelación de las instituciones financieras internacionales. El Sur Global, ALC incluida, está muy endeudado y carece de inversiones para abordar los acuciantes retos que tiene por delante.

La Declaración UE-CELAC alude a los objetivos del Pacto de París para los Pueblos y el Planeta, la Agenda de Acción de Addis Abeba y la Iniciativa de Bridgetown; esfuerzos defendidos a escala mundial por la Primera Ministra de Barbados, Mia Mottley. Estos cambios necesarios, que benefician no sólo al mundo en desarrollo sino a todo el planeta, sirven también como potente herramienta para acelerar el papel transformador de la asociación UE-ALC. Ambas regiones deben desempeñar un papel fundamental en la realización de estas reformas.

La verdadera medida del éxito de las ambiciones compartidas de la UE y ALC reside en la implementación, realizada a través de transformaciones tangibles y proyectos ejecutados localmente. El éxito se definirá por la búsqueda de este objetivo con un sentido colectivo de propósito, marcado por la prosperidad compartida, la sostenibilidad y la dignidad para todos.

Ser el socio elegido implica abrazar la libertad de ejercer un cambio positivo. Esto representa una oportunidad excepcional y sin parangón que ambos lados del Atlántico deben aprovechar con sinceridad.

 

Fuente:

Comisión Europea. (17 julio 2023). Discurso inaugural de la presidenta von der Leyen en la Mesa Redonda Empresarial UE-ALC 2023. Recuperado el 18 de agosto de 2023. https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/es/speech_23_3888

 

 

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