En 1949, en su ensayo, “El segundo sexo”, Simone de Beauvoir hacía un llamando “No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa, para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Esos derechos nunca se dan por adquiridos. Debéis permanecer vigilantes durante toda vuestra vida”[i]. Sus palabras hoy, en 2023, recobran más sentido que nunca cuando tras la crisis socioeconómica generada por la pandemia del COVID-19 y el empuje de los movimientos anti-derechos, estamos presenciando cómo la agenda de igualdad de género se ha visto afectada y cómo en muchos  países las brechas de desigualdad entre hombres y mujeres se están ampliando.

El parón del mundo por la pandemia, los escenarios de confinamiento y la crisis socioeconómica, trajo consigo una desaceleración en el camino hacia la igualdad de género, y vimos efectos desproporcionados sobre las mujeres y las niñas en dos sentidos: (I) la pandemia afectó a los sectores en donde principalmente se emplean las mujeres (sector salud, turismo, comercio), teniendo en cuenta además que en América Latina y Caribe, el 54% de las mujeres estaban en la informalidad; (II) el cierre de colegios, jardines y guarderías aumentó la sobrecarga de cuidados en el hogar, lo que hizo aún más latente la crisis de los cuidados.  

Llegó el rezagado momento de pensar en formas distintas de actuar y de hacer para acelerar el cumplimiento de la agenda de derechos de las mujeres. Desde ONU Mujeres, insistimos en el llamado para que los Estados pusieran en el centro de la reactivación económica a las mujeres, invirtieran en la creación y puesta en marcha de sistemas integrales de cuidados, avanzaran en presupuestos sensibles al género y aceleraran el cierre de la brecha digital.

Para avanzar en la agenda de los derechos de las mujeres, hay que contar con presupuestos reales asignados

Para lograr tal fin, era fundamental que las administraciones avanzaran en fortalecer sus ejercicios de planeación y presupuestación con enfoque de género. Esta es una de las estrategias más transformadoras y aceleradoras para el logro de la igualdad de género y los derechos de las mujeres, pues contribuye a contar con recursos reales para avanzar hacia el cierre de brechas entre hombres y mujeres. Se trata de asegurar el uso eficiente y estratégico de los recursos alineados con esa visión política del cierre de brechas.

Los países de la Unión Europea, desde principios de los 2000, han estado trabajado en la implementación de una estrategia de planeación y presupuestación pública con enfoque de género. A pesar de eso, en muchos de ellos, aún falta establecer trazadores que permitan tener mayor monitoreo de los recursos que se invierten en el avance de los derechos de las mujeres.  En América Latina, se están dando pasos, de este modo países como México, Colombia, Chile y Argentina, cuentan hoy con trazadores presupuestales de igualdad de género. De manera específica, Colombia ha logrado, además de contar con un trazador presupuestal, un informe anual sobre en qué y cómo se invierten los recursos para el avance de la agenda de derechos de las mujeres.  

¿Cómo lograr que los cuidados puedan ser un acelerador de la productividad?

De otro lado, un acelerador de la recuperación económica de las mujeres es lograr que se reduzca, reconozca y redistribuya su sobrecarga de cuidados no remunerados – una de las principales barreras que enfrentan las mujeres para entrar y permanecer en el mercado laboral. Antes del COVID-19, las mujeres dedicaban el triple del tiempo que los hombres a las labores del cuidado no remunerado. La pandemia puso en evidencia que esta distribución de cuidados no es sostenible. Gracias a estas labores del cuidado, las sociedades y la economía se mantienen y avanzan, pero esto se da a costa de la autonomía y los derechos de las mujeres, expulsándolas del mercado laboral, de la economía y de la participación social y política.

Según la CEPAL, en los países de América Latina que miden el cuidado en sus cuentas satélites, el cuidado no remunerado representa aproximadamente el 20% del PIB y las mujeres, realizan el 70% de ese cuidado[ii]. En la Unión Europea, representa el 17% del PIB.

En noviembre de 2022, en Argentina, en el marco de la XV Conferencia Regional de la Mujer, se acordó el Compromiso de Buenos Aires. Este hacía un fuerte llamado a los estados de América Latina a reconocer el derecho al cuidado, a consolidar sociedades del cuidado[iii], a establecer la hoja de ruta para impulsar políticas y sistemas de cuidados integrales, empleo decente y la participación plena e igualitaria de las mujeres en posiciones de liderazgo y en sectores estratégicos de la economía.

Desde ONU Mujeres en Colombia, estamos apoyando este llamado. A nivel local, junto con la Alcaldía de Bogotá, se creó el Sistema Distrital de Cuidado que incorpora un enfoque integral de cuidados involucrando al gobierno distrital y nacional, al sector privado, las comunidades y los hogares. Se considera un modelo innovador y único en América Latina que busca aliviar la carga de cuidado de las mujeres y avanzar hacia modelos más sostenibles.

Cerrar la brecha digital y asegurar que la tecnología se use para el avance de los derechos de las mujeres.

La pandemia también agudizó las desigualdades estructurales, por ejemplo, las mujeres rurales, las jefas de hogar con niños y niñas pequeñas, así como las mujeres indígenas y afrodescendientes, han experimentado no sólo los mayores impactos de la crisis socioeconómica sino que han sido las que más difícil han tenido reactivarse económicamente. Una de las razones ha estado asociada a las brechas de acceso a la tecnología que, durante la pandemia, no les permitió contar con alternativas para la educación o empleabilidad.

En ese sentido, la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer en su edición 67 (llevada a cabo en marzo de 2023), puso el foco en la necesidad de tomar acciones para garantizar que todas las mujeres y las niñas tengan acceso a diferentes tecnologías de la información, que haya más mujeres en escenarios de ciencia, tecnología y matemáticas, y pidió a los estados establecer mecanismos para contener la violencia sexual y la trata de personas que se realiza a través de las redes sociales.

Según el más reciente informe de ONU Mujeres, al paso que vamos nos tomará 300 años lograr la igualdad entre hombres y mujeres. Es momento de seguir pisando el acelerador a fondo. No podemos seguir esperando más. El plazo de la agenda 2030 está próximo a cumplirse y para lograr la igualdad de género será necesario que toda la sociedad y sus actores se comprometan con la meta de ayudar a construir un mundo 50/50, más diverso e inclusivo en el que nadie se quede atrás.

Además de la voluntad política de los Estados, hay un elemento fundamental en esta lucha: el rol de los movimientos feministas. Tanto en la Unión Europea como en América Latina han liderado las grandes luchas por el avance de los derechos de las mujeres. Es momento para trabajar más unidas que nunca de forma que logremos contener los retrocesos en la agenda de derechos de las mujeres. El actual contexto requiere de determinación, coraje y estrategia conjunta, no podemos permitir ninguna maniobra distractoria que nos desvíe del objetivo de no dar ni un solo paso atrás, y de seguir ampliando los derechos de las mujeres en el mundo.

 


[i] Simone de Beauvoir. El segundo Sexo (1949)

[ii] CEPAL (2023) El Compromiso de Buenos Aires da pautas sobre cómo superar la crisis del cuidado que afecta la región, dice CEPAL. https://www.cepal.org/es/notas/compromiso-buenos-aires-pautas-como-superar-la-crisis-cuidado-que-afecta-la-region-dice-cepal

[iii] CEPAL (2022) La sociedad del cuidado: un horizonte para una recuperación sostenible con igualdad de género. https://conferenciamujer.cepal.org/15/es/documentos/la-sociedad-cuidado-horizonte-recuperacion-sostenible-igualdad-genero

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